Esta mañana cogimos una gran lechuga del huerto. La lavamos bien y la llevamos a clases.
La idea de actividad es que comiesen la lechuga como se hacia antes en el campo. Si tenían hambre te comías cualquier cosa. A ellos les ha parecido un poco raro. Tenía que imaginar que era lo que tenían para comer.
A algunos de mis alumnos les ha costado probar esta rica lechuga morada. Los más atrevidos se la han comido enseguida y otros querían repetir.
Para unos está buena, para otros sabe a hierba y solo uno uno no la volvería a comer. Al final hemos guisado otra lechuga.
Todos coinciden en que les gusta más guisada. Se la comieron rápidamente.
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